24 diciembre 2008

1933 en el fondo es igual que hoy

El futurismo ha transformado radicalmente la literatura con las palabras en libertad, la aeropoesía y el estilo palabralibre veloz y simultáneo, eximiendo al teatro del aburrimiento mediante síntesis sorpresa ilógicas y dramas de objetos, magnificando la plástica con el antirrealismo, el dinamismo plástico y la aeropintura, creando el esplendor geométrico de una arquitectura dinámica que utiliza sin decoración y líricamente los nuevos materiales de construcción y el cine y la fotografía abstractos.

El Futurismo en su 2º Congreso nacional ha decidido superar lo siguiente:

Superar el amor por la mujer "con un amor más intenso por la mujer en contra de las desviaciones erótico-sentimentales de muchas vanguardias extranjeras, cuyas expresiones artísticas han caído en el fragmentarismo y en el nihilismo".

Superar el patriotismo "con un patriotismo más ferviente transformado así en auténtica religión de la Patria advirtiendo a los semitas que se identifiquen con sus distintas patrias si no quieren desaparecer".

Superar la máquina "con una identificación del hombre con la máquina misma destinada a liberarlo del trabajo físico y a engrandecer su espíritu".

Superar la arquitectura de Sant’Elia "hoy victoriosa con una arquitectura de Sant’Elia todavía más repleta de color lírico y originalidad en sus descubrimientos".

Superar la pintura "con una aeropintura vivida más intensamente y una plástica polimatérica-táctil".

Superar la tierra "con la intuición de los medios imaginados para realizar un viaje a la Luna".

Superar la muerte "con una metalización del cuerpo humano y la purificación del espíritu vital como fuerza mecánica".

Superar la guerra y la revolución "con una guerra y una revolución artístico-literaria de bolsillo cada década o cada dos décadas a modo de revólver indispensable".

Superar la química "con una química alimenticia perfeccionada con vitaminas y calorías gratis para todos".

Ahora poseemos una televisión de cincuenta mil puntos para cada imagen grande en pantalla grande. Esperamos el invento del teletactilismo, del teleperfume y del telesabor. Nosotros futuristas perfeccionamos la radiodifusión destinada a multiplicar el genio creador de la raza italiana, abolir el antiguo tormento nostálgico de las distancias e imponer por todas partes las palabras en libertad como lógico y natural modo de expresión.

LA RADIA, nombre que nosotros futuristas damos a las grandes manifestaciones de la radio es TODAVIA HOY a) realista b) cerrada en un escenario c) idiotizada por la música que en lugar de desarrollarse en la originalidad y variedad ha alcanzado una repugnante monotonía negra y lánguida d) una imitación excesivamente tímida del teatro sintético futurista y de las palabras en libertad de los escritores de vanguardia.

Alfredo Golsmith de la Radio de Nueva York ha dicho "Marinetti ha inventado el teatro eléctrico. Variados en su concepción los dos teatros tienen un punto de contacto en el hecho de que para su realización no pueden prescindir de un trabajo de integración, de un esfuerzo de inteligencia por parte de los espectadores. El teatro eléctrico requerirá un esfuerzo de imaginación primero de los autores, después de los actores y después de los espectadores".

También los teóricos y los actores franceses, belgas y alemanes de radiodramas vanguardistas (Paul Reboux, Theo Freischinann, Jacques Rece, Alex Surchaap, Tristan Bernard, F.W. Bischoff, Víctor Heinz Fuchs Friedrich, Wolf Mendelssohn etc.) elogian e imitan el teatro sintético futurista y las palabras en libertad, aunque todos están todavía obsesionados por un realismo puro ya superado.

La Radia no debe ser

1) teatro, porque la radio ha asesinado al teatro ya vencido por el cine sonoro.

2) cine, porque el cine está agonizando a) por una temática de rancio sentimentalismo b) por un realismo aún envuelto en ciertas síntesis simultáneas c) por infinitas complicaciones técnicas d) por un colaboracionismo banal y fatídico e) por una luminosidad reflejada inferior a la luminosidad autoemitida de la radiotelevisión.

3) libro, porque el libro tiene la culpa de haber dejado miope a la humanidad, implica algo pesado, estrangulado, ahogado, fosilizado y congelado (sólo vivirán las grandes mesas de palabras libres y luminosas, la única poesía que necesita ser vista).

La Radia suprime

1) el espacio o escenario necesario en el teatro, incluyendo el teatro sintético futurista (acción que se desarrolla en un escenario fijo y estable) y en el cine (acciones que se desarrollan en escenas rapidísimas variabilísimas simultáneas y siempre realistas).

2) el tiempo.

3) la unidad de acción.

4) el personaje teatral.

5) el público entendido como masa juez autoelegido sistemáticamente, hostil y servil, siempre tradicionalista, siempre retrógrado.

La Radia será

1) Libertad desde cada punto de contacto con la tradición literaria y artística. Cualquier tentativa de relacionar la Radia con la tradición es grotesca.

2) Un arte nuevo que empieza donde acaban el teatro, el cine y la narración.

3) Magnificación del espacio. No más visible ni enmarcable, la escena se convierte en universal y cósmica.

4) Recepción, amplificación y transfiguración de vibraciones emitidas por seres vivos, por espíritus vivos o muertos, dramas de estados de ánimo ruidosos sin palabras.

5) Recepción, amplificación y transfiguración de vibraciones emitidas por la materia. Como hoy escuchamos el canto del bosque y del mar mañana seremos seducidos por las vibraciones de un diamante o de una flor.

6) Puro organismo de sensaciones radiofónicas.

7) Un arte sin tiempo ni espacio, sin ayer ni mañana. La posibilidad de sintonizar estaciones emisoras situadas en diversas frecuencias horarias y la pérdida de la luz destruirá las horas el día y la noche. La recepción y la amplificación destruirán el tiempo con las válvulas termodinámicas de la luz y de las voces del pasado.

8) Síntesis de infinitas acciones simultáneas.

9) Arte humano universal y cósmico como voz con una verdadera psicología-espiritualidad de los ruidos de las voces y del silencio.

10) Vida característica de cada ruido e infinita variedad de concreto-abstracto y de real-soñado mediante un pueblo de ruidos.

11) Lucha de ruidos y de diversas distancias esto es un drama espacial unido al drama temporal.

12) Palabras en libertad. La palabra se ha ido desarrollando gradualmente como colaboradora de la mímica y del gesto. Es necesario que la palabra se cargue con toda su potencia esencial y totalitaria que en la teoría futurista se llama palabra-atmósfera. Las palabras en libertad, hijas de la estética de la máquina, contienen una orquesta de ruidos y de acordes ruidosos (realistas y abstractos) que sólo pueden ayudar a la palabra coloreada y plástica en la representación fulgurante de lo que no se ve. Si no desea recurrir a las palabras en libertad el radiasta debe expresarse en ese estilo palabralibre (derivado de nuestras palabras en libertad) que ya circula en las novelas vanguardistas y en los periódicos, ese estilo palabralibre típicamente veloz destellante, sintético y simultáneo.

13) Palabra aislada, repeticiones de verbos en infinitivo.

14) Arte esencial.

15) Música gastronómica, amorosa, gimnástica, etc.

16) Utilización de ruidos, de sonidos, de acordes, de armonías, simultaneidades musicales o ruidosas de silencios, todos con sus graduaciones de dureza in crescendo y in decrescendo que se convertirán en los extraños pinceles para pintar, delimitar y colorear la oscuridad infinita de la Radia dando cubicidad, redondez esférica, en definitiva geometría.

17) Utilización de las interferencias entre las emisoras y del nacimiento y de la evanescencia de los sonidos.

18) Delimitación y construcción geométrica del silencio.

19) Utilización de las distintas resonancias de una voz o de un sonido para dar el sentido de la amplitud del local dónde la voz se expresa.
Caracterización de la atmósfera silenciosa o semisilenciosa que envuelve y colorea una determinada voz/sonido/ruido.

20) Eliminación del concepto o fascinación del público que ha padecido una influencia deformante y perniciosa por el libro.

LA RADIA (1933) : F. T. MARINETTI y PINO MASNATA

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