02 julio 2009

«Ya somos el olvido que seremos» Decia el poema

Yo no me acuerdo ya del momento en que esta historia empieza para mí. Sé que fue el 25 de agosto de 1987, más o menos a las seis de la tarde, en la calle Argentina de Medellín, pero ya no me acuerdo bien del momento en que metí una mano en el bolsillo de un muerto y encontré un poema. En este caso tengo suerte; apunté en mi diario, aunque supongo que nunca pensé que lo fuera a olvidar, que había encontrado un poema en el bolsillo de mi padre muerto. Es un apunte muy breve: “Lo encontramos en un charco de sangre. Lo besé y aún estaba caliente. Pero quieto, quieto. La rabia casi no me dejaba salir las lágrimas. La tristeza no me permitía sentir toda la rabia. Mi mamá le quitó la argolla de matrimonio. Yo busqué en los bolsillos y encontré un poema”. Hasta ahí el diario, en la entrada del 4 de octubre del año 87.

Héctor Abad

La historia completa:

Parte 1
Parte 2
Parte 3